Fragmentos de mi diario, sin fechas (Aunque casi estoy segura de que todos son anteriores al 2002).
La luz inclinada sobre la acera. El tic nervioso del farol que se apaga y enciende.
Quietud. Como una fotografía. Quietud.
Nublan las repeticiones.
Quietud. El vaivén sincrónico de la gente que parece haber sido practicado desde la eternidad, como las olas del mar.
---
Todo, colores y olores se me avecinan a la vez que tu voz, abuelo, contándome del camino del rancho hacia aquí, de tu padre y del carbón que traían para vender.
El tiempo es el mismo. La casa donde nací. La gente es la misma, abuelos o nietos. La parada de autobús. Sólo el ruido de los automóviles.
---
Las campanas que llaman a misa.
Las hojas de los árboles en lo más íntimo de las heridas, de las pérdidas, de las ausencias.
El silencio citadino aventaja en vacuidad, en soledad infinita.
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Apenas miramos hacia la ventana, nos habia parecido escuchar algo, queriamos que afuera hubiera algo que escuchar porque adentro estaba vacío, pero no pudimos encontrar calor que nos arrebatara este saco frío.
martes, septiembre 29, 2009
sábado, septiembre 26, 2009
Fragmentos
Fragmentos
I
El cuerpo que no se abre doloroso
Una caja Una caja rota de música
tocándose
Una caja -sobre la cama-
Una caja vacía.
desacorde.
II
Los labios del amante abiertos
Una caja Caracoles con el eco de mar
esparciéndose
Una caja -sobre el cuerpo-
Una caja artificios.
imprecisos.
I
El cuerpo que no se abre doloroso
Una caja Una caja rota de música
tocándose
Una caja -sobre la cama-
Una caja vacía.
desacorde.
II
Los labios del amante abiertos
Una caja Caracoles con el eco de mar
esparciéndose
Una caja -sobre el cuerpo-
Una caja artificios.
imprecisos.
jueves, septiembre 03, 2009
PIEZAS DE UNA DANZA OTOÑAL.
PIEZAS DE UNA DANZA OTOÑAL
Un día en años desde siempre
para siempre un rostro de muchacha devastado
esa imagen ahí en el mismo silencio que antes
demasiado tarde ya para un camino imprevisto
los brutales rasgos uno a uno
uno a uno los labios segados por una travesía de arrugas secas
de estaciones de sequía de hormigas rojas
lacerados de meses cortos y largos de los hijos perdidos amados
desde siempre perdidos en ese cuerpo del destierro
la mirada una fotografía perpetua eternamente sin tiempo
como un camafeo griego el retrato ese rostro premonitorio
definitivo.
A cierta distancia los movimientos: una danza
del ciruelo tibio y otoñal. Las hojas, en el viento
la dulzura de ciertos frutos añejada;
las mariposas como hojas cerradas y abiertas
las heridas; los niños hambrientos entre las guillotinas,
el campo ondulado de suave melodía de los grillos saltarines
entre sábanas de margaritas y girasoles; agitadas
celosías, tenues impulsos del ballet diario vespertino.
Equilibristas
de un circo permanente pendiente de los hilos del follaje
de los clavos las lanzas las espinas
de la carpa extendida
quietos
silábicos amantes
malabares aprendidos de memoria
sobre la cuerda paralítica
esqueletos andamios monociclos
salto mortal con tres giros
las bocas abiertas los aplausos cerrada la función y las cortinas.
Completamente abierta
-delante de nosotros,
a raudales- la habitación;
largo tiempo
sin palabra alguna;
desalentada; descalza; delgada
la historia de rejas y parques
iluminados por faroles desabridos;
esa luz de débil intensidad
sobre un triste desayuno a media tarde;
una tercer música entre las palabras
el silencio entre nosotros.
http://www.youtube.com/watch?v=AOLg_XY2cWA&feature=related
Un día en años desde siempre
para siempre un rostro de muchacha devastado
esa imagen ahí en el mismo silencio que antes
demasiado tarde ya para un camino imprevisto
los brutales rasgos uno a uno
uno a uno los labios segados por una travesía de arrugas secas
de estaciones de sequía de hormigas rojas
lacerados de meses cortos y largos de los hijos perdidos amados
desde siempre perdidos en ese cuerpo del destierro
la mirada una fotografía perpetua eternamente sin tiempo
como un camafeo griego el retrato ese rostro premonitorio
definitivo.
A cierta distancia los movimientos: una danza
del ciruelo tibio y otoñal. Las hojas, en el viento
la dulzura de ciertos frutos añejada;
las mariposas como hojas cerradas y abiertas
las heridas; los niños hambrientos entre las guillotinas,
el campo ondulado de suave melodía de los grillos saltarines
entre sábanas de margaritas y girasoles; agitadas
celosías, tenues impulsos del ballet diario vespertino.
Equilibristas
de un circo permanente pendiente de los hilos del follaje
de los clavos las lanzas las espinas
de la carpa extendida
quietos
silábicos amantes
malabares aprendidos de memoria
sobre la cuerda paralítica
esqueletos andamios monociclos
salto mortal con tres giros
las bocas abiertas los aplausos cerrada la función y las cortinas.
Completamente abierta
-delante de nosotros,
a raudales- la habitación;
largo tiempo
sin palabra alguna;
desalentada; descalza; delgada
la historia de rejas y parques
iluminados por faroles desabridos;
esa luz de débil intensidad
sobre un triste desayuno a media tarde;
una tercer música entre las palabras
el silencio entre nosotros.
http://www.youtube.com/watch?v=AOLg_XY2cWA&feature=related
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